sábado, 7 de julio de 2007

Hoy le lleve a mamá al cine en Berkeley. Fuimos en tren. Creo que nos traumatize a las dos.

Tengo que meter el boleto en la maquina para ella y decile anda! para que pase antes que se cierra el portoncito, todo mientras paso mi boleto tambien, para no dejarla sola por un momento de ningun lado. Luego pasamos por un pasillo que huele de pis y subimos la escalera motorizada y esperamos en una plataforma suspendida en el aire con desconocidos y un pozo profundo que nos separa del otro lado. Un tren de acero viene cagando hacia nosotras.

“Huy! Me quieren matar!”

Esa es una frase que ella usa mucho como un chistecito cuando algo le parece peligroso. Yo creo que es este tipo de humor que muestra el coraje fundamental que tiene. Y es bastante gracioso como lo dice.

Luego entramos al tren que esta empregnado con el olor a alcohol que sale de la boca del tipo grandote escuchando a gangsta rap sonando en altavoz de su celular atras nuestra. Trato de tomar su mano pero siempre termina tomando la mia. Dobla mis dedos hacia mi palma y la toma envuelta en sus dos manos, suaves y de piel y hueso. Siempre temblan casi inperceptivamente y me acuerdo que algunos con demencia contraten a Parkinson´s.


Es como una adolecente, con el corazon en la garganta y accelerada de emocion a la vez por lo vulnerable que se siente acá. Espero que es mas emocion que miedo.

Una vez afuera, en la Shattuck Ave., a 5 cuadras de la immobiliaria donde ella trabajaba solo un par de años atras, ella observa sus alrededores y dice,

“Esto es todo un otro mundo!”

Pienso que tiene razón. Que capaz que los mundos solo se separan por el tiempo y la memoria, no por espacio y materia.

A caminar por la calle, pasamos locos hablando solos ("este tipo realmente no esta feliz!"), los sin techo, gritando sus demandas de plata con tacticas de culpa. Ella busca monedas que no estan en sus bolsillos cada vez. Una vez nos quedamos al lado de uno en el semáforo. Ella toma sus gritos como una conversa particular y sinceramente trata de explicarle porque no le dimos plata. Le contesta agresivamente y le doy una mirada "fuck off" y la tiro hasta el otro lado de la calle, distrayendola con comentarios sobre los edificios lindos. Porque la traje acá? Me lleno de culpa y me siento iresponsable.

Hay un conflicto comprando pochoclo. Estoy pagando por todo hoy y el precio de entrada mediodia esta mas alta de lo que me esperaba. Pido una bolsa de pochocolo medium para que lo compartimos. Una vez pagada, ella dice que quiere una gasiosa tambien. Le digo que los precios estan absurdos y que tomaremos agua de la fontana en el baño. Dice que ella lo paga. Le digo que no tiene plata. Apunta a mi billetera y dice "pero vos si."

La tiro hacia la sala como si fuera un perro en cordo queriendo comer basura de la calle. Subimos por la mitad de la escalera antes de que me doy cuenta lo insignificante que son los 4 maltidos doláres y que fui muy frivola con ella y volvemos a comprar una gasiosa. Ahora esta una mujer madre de mi edad tratando al pibe del pochocolo (que es probablamente un estudiante de la universidad y me cae muy inteligente) como que probablamente no sabe contar hasta diez. Mi mamá no entiende porque tenemos que esperar y me pide cada rato que le digo que queremos una gasiosa. Por fin llegamos y pido una coca, ella dice "dos", yo digo "una" y le digo que la puede tomar todo ella. El pobre pibe del pochocolo debe pensar que soy un bajón.

Otras veses nos tiran miradas sentimentales en publico a vernos tan cariñosas y siento que me estan dando credito donde no esta debido. Que si ella no tuviera demencia, nosostras no estaremos caminando por la calle a las manos pero en vez probablamente estaremos discutiendo boludamente. Capaz que ella estaria dandome consejos sobre el amor o como hablar con mi papá que yo estaria descartando con un gesto de la mano. Pero estamos caminando por la caminata del BART en El Cerrito, un sábado a la tardecita y ella me esta comentando que el desague lleno de jujos al lado del camino es escalofriente. Que le encanta este arbol pero que no le gusta cuando se pongan muy grandes y todo se oscurece y, tambien, que sea, de nuevo, escalofriente.

Viene una mujer en bici y le tiro a mamá del codo a mi lado suavamente para que la mujer pueda pasar. Ella nos da una mirada "que dulce" larga y fija, sonriendo porque ella cree que acaba de ver un momento divino de tiernidad entre madre e hija adultas. Ella no sabe que si mi mamá no fuera media-verdura a los 53 años de edad, que yo probablamente le hubiera gritado "Mamá! Que haces? Correte!"

Yo no sé porque escribo esto. Porque lo publico para alguien lo lea.
No sé que es el moral del cuento.

Nisiquiera sé si a ella le gustó la película.

4 comentarios:

Ludmïla dijo...

meggyyyyy saludos desde Córdoba L y J.
besos besos

Ludmïla dijo...

ola loca megi! again desde Argentina, hoy se festeja el dia del amigo, no suelo adherir a este tipo de acontecimientos, pero me sorprendió uno que otro amigo, y aprovecho para saludarte yo a vos!!! te mandamos unos besos con sabor a choripan!! jejeje!! besos

m e g. dijo...

que se come 3 coripanes mas en la argentina en mi absencia y en el nombre de la amistad!

Ludmïla dijo...

amiga, que podemos decir que realmente nos sirva para entender - nos? (¿seguiremos cuestionando?) la vida tan solo transcurre con nuestra virginidad de la mano, hasta que llega el momento donde nos sabemos padres de nuestros padres, una sensación escalofriante, subreal, y lo único que tenemos para dar es una abrazo "incomprendible"... el amor que nos conecta con nuestro abismo y nuestra realidad más concreta. me encantaron tus palabras megi, una expresión fotográfica de tú realidad.
besos